CARTA ABIERTA A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
HACIA UNA CULTURA DE PAZ Y NO CONFRONTACIÓN
EN LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
Noviembre de 2004
Preámbulo
Durante
el pasado año, la presencia de la institución militar del ROTC en la
Universidad de Puerto Rico ha sido nuevamante eje de conflictos entre
integrantes de la comunidad universitaria. Muchos de los reclamos por la desmilitarización de la
Universidad se han articulado de manera no violenta, incluyendo el campamento
de desobediencia civil sostenido exitosamente por seis meses por estudiantes
del Recinto Universitario de Mayagüez.
Sin embargo, recientemente en nombre de la lucha en contra de la guerra
y el militarismo y a favor de la paz se han suscitado confrontaciones violentas
en varios escenarios universitarios, principalmente en el Recinto de Río
Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
Debido a estos eventos recientes, compartimos esta carta abierta con la
comunidad universitaria. Es
nuestra expresión como entidad universitaria comprometida con la Política de No
Confrontación y cuyo eje central de trabajo es fomentar una cultura de paz en y
desde la Universidad de Puerto Rico.
Entendemos que es responsabilidad de todo universitario conocer los principios
de no confrontación y de cultura de paz para convocarlos, adoptarlos y
recrearlos en la resolución de los conflictos y en las propuestas que adoptemos
para movernos de una cultura de violencia y guerra hacia una cultura de paz en
la Universidad y en Puerto Rico.
De una Cultura de Violencia y Guerra Hacia una Cultura de Paz
El
Movimiento-Visión Hacia una Cultura de Paz es un movimiento en contínua formación y evolución
que aspira a que los individuos, grupos sociales, instituciones educativas,
gobiernos y organismos internacionales contribuyamos a cambiar el mundo de uno
dominado por la cultura de violencia y guerra a uno caracterizado por los
valores que orientan la construcción de la paz basada en la justicia, la
equidad y el desarrollo sustentable.
En ocasión de haberse declarado el año 2000 como el Año Internacional de
la Cultura de Paz, se lanza el Manifiesto 2000
[1]
, documento endosado por sobre 75
millones de personas alrededor del mundo, incluyendo un grupo sin precedentes
de Premios Nobel de la Paz. Éste
provee seis puntos de partida para el compromiso a favor de la paz:
·
Respetar
todas las vidas
·
Rechazar
la violencia
·
Liberar la
generosidad
·
Escuchar
para comprendernos
·
Preservar
el planeta
·
Reinventar
la solidaridad
El movimiento hacia una cultura de paz propone que la
paz se construye en la medida en que aportamos a su consecución, en
contraposición a la cultura de violencia y guerra, tomando a la educación como
punto de partida y eje central.
Supone la superación de la cultura de la violencia basada en la
desconfianza, la sospecha, la intolerancia, el odio y la supremacía de la
fuerza, por una nueva cultura de la noviolencia, tolerancia, entendimiento
mutuo y solidaridad, basada en el respeto a la dignidad de cada ser
humano. Es un movimiento basado en
la concepción de una paz positiva, que más allá de la ausencia de guerra (paz
negativa), entiende la
paz como un proceso social, activo y multidimensional, que asume el conflicto
como base para el diálogo y el cambio, mientras se trabaja para reducir la
violencia en todas sus manifestaciones y la obtención de mayor justicia y
equidad. La Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha sido
gestora central del movimiento hacia una cultura de paz. En este sentido apunta que:
Edificar una cultura de paz significa
modificar las actitudes, las creencias y los comportamientos - desde las
situaciones de la vida cotidiana hasta las negociaciones de alto nivel entre
países - de modo que nuestra respuesta natural a los conflictos sea no violenta
y que nuestras reacciones instintivas se orienten hacia la negociación y el
razonamiento, y no hacia la agresión.
[2]
Es importante destacar que este
movimiento implica un cambio dramático en la responsabilidad que tenemos todos
y cada uno en la construcción de la paz.
La paz no es responsabilidad únicamente de los estados y sus
representantes, sino de cada ser humano en la medida en que comprende y no
coopera con la injusticia y la agresión, a la vez que imagina y aporta opciones
en la edificación de la paz.
El movimiento hacia una cultura de paz
asume algunas áreas de trabajo como prioritarias. Entre éstas, en el campo de la educación para la paz se educa para el desarme y la
desmilitarización que requiere la comprensión del fenómeno de la guerra y el
militarismo para combatirlos y proponer visiones alternas. Conlleva crear
conciencia de la necesidad urgente de cuestionar el sistema-guerra y la
preparación constante que éste implica, a la vez que se trabaja para su
abolición, vislumbrando y acercándonos a otras alternativas. En este sentido se
ha señalado que:
La cultura de paz no puede
construirse durante la carrera armamentista y la militarización de las
sociedades que inevitablemente genera imágenes del enemigo, sospechas y
amenazas. Por lo tanto el desarme
y la desmilitarización son condiciones sine qua non. Una paz positiva asume no sólo la ausencia de la guerra sino
también la ausencia de los instrumentos e instituciones de la guerra.
[3]
En otras palabras, es totalmente
contradictorio educar para la paz y prepararse para la guerra. En este sentido en la Cátedra UNESCO de
Educación para la Paz entendemos que la presencia del ROTC en nuestras
universidades es contraria al compromiso que hemos asumido como institución de
educar en y para la paz, y aportar a la construcción de una cultura de paz en
Puerto Rico.
Política de No Confrontación
La Política de No Confrontación de la Universidad de
Puerto Rico se origina a principios de la década del ’90, cuando el Rector Juan
Fernández la propone como una política institucional para resolver los
conflictos entre universitarios, defendiendo y reafirmando la autonomía
universitaria y en rechazo a la presencia e intervención policíaca en el
Recinto de Río Piedras. Esta política establece la no confrontación como principio
y la búsqueda del diálogo para la resolución de conflictos entre
universitarios. Responde a la necesidad de los universitarios de pronunciarse
con un “nunca más” ante la
violencia y la intervención policíaca como formas de provocar y acallar los conflictos
en la Universidad. Solicita a los
universitarios entender y atender sus diferencias y divergencias en el espíritu
universitario de respeto a las ideas -- eje de la autonomia universitaria.
Desde entonces hasta el presente el Senado Académico del
Recinto de Río Piedras, el claustro y diversas organizaciones universitarias
han reafirmado repetidamente su apoyo a esta Política como herramienta
institucional para atender las diferencias entre los diversos sectores de la
comunidad universitaria, buscando evitar la violencia en la Universidad a la
vez que se defiende la autonomía universitaria y se rechaza la intervención
externa, sobre todo la policíaca
[4]
. En su Certificación #61 del año
2001-2002, el Senado Académico señala:
Entendemos que es responsabilidad de la comunidad universitaria
resolver mediante el diálogo y la no confrontación todo posible conflicto. En los momentos de conflicto debe
prevalecer la comunicación y la coordinación entre los distintos sectores
universitarios para garantizar la seguridad en la Institución.
En
los últimos años, el Senado Académico ha elaborado recomendaciones referentes a
la implantación de la Política de No Confrontación, incluyendo el
reconocimiento de la Junta Coordinadora de Seguridad (creada en 1988) como
entidad clave en la implantación de la política y un protocolo para atender
situaciones como el cierre de la institución por conflictos huelgarios. El
documento “Política Institucional de No Confrontación del Recinto de Río
Piedras de la Universidad de Puerto Rico” (2002-2003) recoge
el espíritu de ésta política y la actualiza a raíz de los conflictos y
necesidades de los universitarios en el presente. Señala que la dirección del Recinto tiene una
responsabilidad primaria de crear las condiciones de diálogo y apertura que
garanticen el fortalecimiento y mantenimiento de esta Política. El documento esboza que la Política de
No Confrontación busca garantizar la libertad de expresión, el respeto a la
diversidad de ideas, la deferencia a la diferencia, mientras se fomenta una
cultura de diálogo y de confrontación de ideas entre los universitarios, a la
vez que defiende el espacio universitario como único y preciado para el
aprendizaje basado en la diversidad ideológica y política. Se enumeran cinco principios
fundamentales, que resumimos a continuación:
- Privilegiar
el debate y la discusión creativa de ideas
- Defender
la autonomía universitaria y el derecho de los universitarios a dirimir
sus propios conflictos
- Promover
activamente la resolución pacífica y creativa de los conflictos
- Mantener
el diálogo y la comunicación para evitar confrontaciones y la intervención
externa
- Rechazar
la violencia para resolver los conflictos
Establece además los mecanismos de
diálogo y comunicación con la Junta Coordinadora de Seguridad en situaciones
que podrían conllevar confrontaciones, incluyendo aquellas que lleven al cierre
del Recinto. Se entiende que el
cierre debe ser una medida excepcional de último recurso. Aún en caso de que se convoque u ordene
a un cierre, se provee para la realización de actividades para garantizar la
seguridad e integridad física del Recinto, las comunicaciones esenciales con la
comunidad y no afectar de forma irreparable las investigaciones y obra
creativa. Provee para que la Junta
Coordinadora de Seguridad sirva como mediador entre la comunidad universitaria
y los organizadores de la actividad para salvaguardar los servicios esenciales
y el derecho del sector a llevar a cabo la actividad. Exige a los organizadores de la actividad de adoptar
medidas que garanticen el orden y la seguridad y el respeto a la Política de No
Confrontación.
Pautas para la Acción Concertada
Tomando como guías el Movimiento Hacia una Cultura de
Paz y la Política de No Confrontación, proponemos las siguientes pautas para la
acción concertada en nuestro esfuerzo de educar en y para la paz desde la
Universidad de Puerto Rico:
- Exhortamos a todos los integrantes
de la comunidad universitaria a conocer y respetar la Política
Institucional de No Confrontación como herramienta de los universitarios
para dirimir diferencias y conflictos. Es responsabilidad de todos aportar a esta
Política y fortalecerla en
defensa de la autonomía universitaria y del espacio que la Universidad
provee para abordar los problemas que enfrentamos como sociedad.
- Como universitarios debemos
rechazar la violencia en todas sus manifestaciones y aportar a nuevas
formas de entendimiento y resolución de conflictos basadas en el diálogo y
el respeto a la diferencia en y fuera de la Universidad de Puerto Rico.
- Es también una responsabilidad
compartida que los universitarios aportemos en y desde la universidad a
movernos de una cultura de guerra y violencia a una cultura de paz.
- Si verdaderamente creemos y
aspiramos a la paz, debemos ser coherentes entre nuestra meta y nuestras
acciones. Debemos adoptar y
aportar alternativas no violentas para abordar los conflictos, tomando
como ejemplo las “armas de la noviolencia” tales como la denuncia, la no
cooperación, la desobediencia civil pacífica, la expresión creadora y la
educación transformadora. En
contraposición, la intimidación, el acoso, el insulto, la imposición, el
grito, el atropello, el desenfreno, la desorganización, la exclusión, la
arrogancia… no son herramientas de la cultura de paz. Son contradictorias a nuestros
propósitos y por lo general contraproducentes ya que generan mayor
violencia y contra violencia.
- Exhortamos a todos los integrantes
de la comunidad universitaria a comprometerse con la lucha por la paz que
por supuesto incluye la oposición a la guerra y a la militarización de
nuestra sociedad y escenarios educativos. El reto es educar para la paz, el desarme y la
desmilitarización de manera creativa y no repetitiva de los estilos de la
cultura de violencia y guerra que hemos heredado.
- Es nuestra responsabilidad como
universitarios educar para que los miembros de la comunicad universitaria
conozcan las verdaderas implicaciones de una carrera militar en cuanto a
la obediencia, destrucción y muerte que ésta acarrea, promoviendo entre nuestros
estudiantes la capacidad crítica de estudiar y rechazar la cultura de
violencia, militarización y guerra que ésta vende y promueve.
[1] Disponible en http://www.iycp.org. Véase también Agenda Puertorriqueña para una Cultura de Paz en http://unescopaz.rrp.upr.edu.
[2] UNESCO. Informe anual: Primera reunión de consulta sobre el Programa Cultura de Paz. París, 27-29 de septiembre: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 1994, p.2
[3] Symonides, J. & Sing, K.
Constructing a culture of peace: Challenges and perspectives – an introductory
note. In UNESCO, From a Culture of Violence to a
Culture of Peace (pp.
9-30), UNESCO Publishing, Paris,
1996, p. 15-16. Traducción de la
autora.
[4] Véase por ejemplo las Certificaciones: #65 año 1991-1992, #42 año 1997-1998, #61 año 2001-2002, #87, año 2002-2003 y el documento Política de No Confrontación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, adoptado por el Senado Académico en ésta última certificación.